Y así, sin más, el tiempo se nos escapa y nos consumimos poco a poco; terminamos por darnos cuenta de que los años han pasado y no hemos podido hacer las millones de cosas que hubiéramos deseado. Nos hacemos viejos, nos marchitamos y no podemos hacer nada para remediarlo, ni siquiera para mitigarlo.
Por ello, disfrutad, reír hasta saciaros, bailar hasta cansaros y volar hasta que seáis libres y os de igual el tiempo y, finalmente, lo consideréis un compañero de
viaje.
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