miércoles, 10 de noviembre de 2010

Fontana di trevi*

Corro rápido entre las calles de Roma.
Esta vez no llevo el casco, quiero sentir el viento en la cara. 
Mil olores pasan velozmente por delante de mi nariz, llego a percibir Espaguetti alla carbonaraGnocchi alla romana... ¿Gnocchi? Me hace gracia. Recuerdo un fragmento del libro 'Tengo ganas de ti'. 
Me intento fijar en los pequeños detalles:
Una niña compartiendo un trozo de pane, una pareja de ancianos cogidos de la mano, las risas escandalosas de unas italianas al ver pasar a un grupo de chicos, y algunos gestos y palabras malsonantes de alguien al que no logro distinguir, pero que aún así me saca una sonrisa porque reconozco el insulto. 
Doblo una esquina y llego a la Via della Stamperia. Respiro hondo antes de pararme. Dejo la moto en un lado.


Meto la mano en el bolsillo. ¿Las tengo? Me aseguro de que siguen ahí. Sí, siguen en el bolsillo. 


Aligero un poco el paso. A pesar de toda la gente me hago un hueco.
Saco cinco monedas del bolsillo. En cada una ahí una letra de mi nombre y en el reverso mi alias. 
Estoy frente a ella, otra vez, dándoles gracias por segunda vez por estar allí, pero, esta vez por quedarme.

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