viernes, 7 de mayo de 2010

El sueño de una noche de verano...

Dicen que el rio del amor jamás fluyó tranquilo, que si bien había conformidad por parte de los enamorados entonces, asediaban ese amor la enfermeda, la guerra y la muerte, volviendolo veloz como un sonido, fugaz como una sombra, efímero cual sueño, breve cual relampago que en la noche oscura ilumina en su arrebato cielo y tierra. Y antes de que podamos decir ¡Mira! lo devoran las fauces de las sombras. Asi de rápido perecen ilusiones.

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