martes, 7 de diciembre de 2010

Hoy, escribo desde un piso de la ciudad de las Fallas. Sí, Valencia. 
No es como mi amado Cádiz, pero es una ciudad que se deja querer.
Yo soy de esas personas en el mundo que le encanta viajar y fijarse en los pequeños detalles que la gente pasa por alto pero que a mi me hacen feliz. 


He podido sonreír en una terraza de un café por que un hombre tocaba la guitarra y cantaba al son de las notas canciones de Elvis y quizás algún villancico, pero no lo recuerdo muy bien. A su lado, dos niños pequeños, imitaban a aquel hombre tocar y ese hombre empezaba a bailar para que los niños pudieran seguirle el ritmo.
Al lado de los dos niños, una niña de su misma edad más o menos estaba apoyada en una esquina, mirándolos y al final se acaba animando y arrancaba a bailar. Me hacía tanta gracia verlos, me recordaban a mi cuando era pequeña o más pequeña y al final cerraba los ojos y me dejaba llevar, cosa que agradezco profundamente saber hacer.


Tambien, estando aquí me he sentido a tres metros sobre el cielo, y aunque la película no es fiel al libro, a pesar de todo, me ha encantado. 


Las bromas en un autobús, irse anca' Neco a comer (anca es como decir a casa de) y despedirte de alguien por que te diga : ¡Adios Pisha! y yo, que a veces no me corto un pelo responderle con un gaditano:  Hasta luego cojones.


Echarlos de menos, no, perdón, echarlos muchísimo de menos y sobre todo a alguien especial, por el cual, me lleve los primeros días sin quererlo cantando Jingle Bell, sin darme cuenta.


Y subir el Miguelete y al llegar arriba venirme esta frase: 'Aunque la subida cueste, las vistas desde arriba valen la pena'.

2 comentarios:

  1. Mientras leía sentí estar de viaje contigo... Espero yo también sentirme alguna vez a 3MSC
    Muack

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  2. Jingle bell, jingle bell
    jingle all the way (8) *-)

    Yo también te echo de menos =(

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